Sevilla-Hingabe und Emotion in der magischen Nacht der Osterwoche
Sevi
Sevilla,
3 abr (EFE). (Imágenes: Juan García Chicano).- Sevilla ha lucido esta
noche sus mejores galas para una Madrugá que el calendario ha situado a
principios de abril y en la que se ha dado cita el olor a azahar que
todavía inunda las calles con el incienso de cada hermandad, lo que
unido a la ausencia de riesgo de lluvia ha creado una atmósfera única.
Ni
el sofocante calor de estos días ni el hecho de que desde el pasado
domingo todas y cada una de las hermandades hayan realizado su estación
de penitencia esta Semana Santa han quitado las ganas de Madrugá al
público, que ha tomado literalmente las calles del centro, con un
repunte de asistencia respecto a los últimos años.
La única
lluvia que se esperaba esta noche era la de las "petalás" que han
jalonado los trayectos de la Virgen de la Macarena y de la Esperanza de
Triana, las dos "reinas" de la noche más larga de Sevilla, a las que sus
fieles cantan y jalean durante sus extensos recorridos, especialmente
cerca de sus barrios.
Seis cofradías, muchas de ellas con más de
mil nazarenos (La Macarena supera los 3.000 y el Gran Poder alcanza los
2.300) coinciden en el centro histórico en muy pocas horas, por lo que
en algún momento atascos puntuales han provocado que éstos hayan tenido
que procesionar al menos de tres en tres para recuperar el tiempo.
Aunque
este año se manejó la posibilidad de introducir cambios en horarios y
recorridos de las cofradías para optimizar su paso, finalmente por
motivos de seguridad todo ha quedado tal y como estaba, con la única
variación realizada sobre la marcha del trayecto de vuelta de la
Macarena para evitar un escape de gas que se estaba reparando en el
primer tramo de la calle Feria.
Cinco minutos antes de la una de
la madrugada el palio de la Macarena, todavía en el atrio de su
basílica, era recibido por la primera saeta de la noche, interpretada
por Paquita Gómez, junto a la que se encontraba en un balcón el ministro
de Justicia, Rafael Catalá, que ha escuchado también de primera mano
los gritos de "guapa" con los que celebran los vecinos su salida.
Tras
ella ha llegado el contraste de dos de las hermandades más sobrias de
la noche: el Gran Poder, cuya talla de Jesús con la cruz al hombro
-realizada por Juan de Mesa en 1620- ha realizado en siete horas su
recorrido y ha vuelto ya con las primeras luces del día, y El Silencio,
con su nazareno recogido en la iglesia de San Antonio Abad desde poco
antes de las seis.
Después de la salida de ambas de sus templos a
la una de la madrugada, las miradas se han vuelto hacia Triana, con una
calle Pureza en la que no cabía un alfiler desde horas antes y en la
que el Santísimo Cristo de las Tres Caídas primero y Nuestra Señora de
la Esperanza después han desatado la locura entre sus fieles.
La
siguiente en poner sus imágenes en la calle ha sido Los Gitanos, con la
Virgen de las Angustias luciendo un manto donado por la fallecida
duquesa de Alba y que se ha detenido para realizar un sal
3 abr (EFE). (Imágenes: Juan García Chicano).- Sevilla ha lucido esta
noche sus mejores galas para una Madrugá que el calendario ha situado a
principios de abril y en la que se ha dado cita el olor a azahar que
todavía inunda las calles con el incienso de cada hermandad, lo que
unido a la ausencia de riesgo de lluvia ha creado una atmósfera única.
Ni
el sofocante calor de estos días ni el hecho de que desde el pasado
domingo todas y cada una de las hermandades hayan realizado su estación
de penitencia esta Semana Santa han quitado las ganas de Madrugá al
público, que ha tomado literalmente las calles del centro, con un
repunte de asistencia respecto a los últimos años.
La única
lluvia que se esperaba esta noche era la de las "petalás" que han
jalonado los trayectos de la Virgen de la Macarena y de la Esperanza de
Triana, las dos "reinas" de la noche más larga de Sevilla, a las que sus
fieles cantan y jalean durante sus extensos recorridos, especialmente
cerca de sus barrios.
Seis cofradías, muchas de ellas con más de
mil nazarenos (La Macarena supera los 3.000 y el Gran Poder alcanza los
2.300) coinciden en el centro histórico en muy pocas horas, por lo que
en algún momento atascos puntuales han provocado que éstos hayan tenido
que procesionar al menos de tres en tres para recuperar el tiempo.
Aunque
este año se manejó la posibilidad de introducir cambios en horarios y
recorridos de las cofradías para optimizar su paso, finalmente por
motivos de seguridad todo ha quedado tal y como estaba, con la única
variación realizada sobre la marcha del trayecto de vuelta de la
Macarena para evitar un escape de gas que se estaba reparando en el
primer tramo de la calle Feria.
Cinco minutos antes de la una de
la madrugada el palio de la Macarena, todavía en el atrio de su
basílica, era recibido por la primera saeta de la noche, interpretada
por Paquita Gómez, junto a la que se encontraba en un balcón el ministro
de Justicia, Rafael Catalá, que ha escuchado también de primera mano
los gritos de "guapa" con los que celebran los vecinos su salida.
Tras
ella ha llegado el contraste de dos de las hermandades más sobrias de
la noche: el Gran Poder, cuya talla de Jesús con la cruz al hombro
-realizada por Juan de Mesa en 1620- ha realizado en siete horas su
recorrido y ha vuelto ya con las primeras luces del día, y El Silencio,
con su nazareno recogido en la iglesia de San Antonio Abad desde poco
antes de las seis.
Después de la salida de ambas de sus templos a
la una de la madrugada, las miradas se han vuelto hacia Triana, con una
calle Pureza en la que no cabía un alfiler desde horas antes y en la
que el Santísimo Cristo de las Tres Caídas primero y Nuestra Señora de
la Esperanza después han desatado la locura entre sus fieles.
La
siguiente en poner sus imágenes en la calle ha sido Los Gitanos, con la
Virgen de las Angustias luciendo un manto donado por la fallecida
duquesa de Alba y que se ha detenido para realizar un sal
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